lunes, 25 de junio de 2012

HISTORIA DE LA CONTABILIDAD

1. Introducción.-

Desde el principio de los tiempos la humanidad ha tenido y tiene que mantener un orden en cada aspecto y más aun en materia económica, utilizando medios muy elementales al principio, para luego emplear medios y prácticas avanzadas para facilitar el intercambio y/o manejo de sus operaciones.

La contabilidad nace con la necesidad que tiene toda persona natural o jurídica que tenga como actividad: el comercio, la industria, prestación de servicios, finanzas, etc. De poder generar información de los recursos que posee; y poder entender si llego o no a los objetivos trazados.


2. Evolución Histórica.-


Para remontar a los orígenes de la Contabilidad es necesario recordar que las más antiguas civilizaciones conocían operaciones aritméticas rudimentarias llegando muchas de estas operaciones a crear elementos auxiliares para contar, sumar restar, etc. Tomando en cuenta unidades de tiempo como el año, mes y día. Una muestra del desarrollo de estas actividades es la creación de la moneda como único instrumento de intercambio.
De tal manera que se puede aseverar que los orígenes de la Contabilidadson tan antiguos como el hombre, por lo tanto, la Historia de la Contabilidad merece el estudio detallado de cada etapa.

  • 2.1 Edad Antigua

    En el año 6000 antes de Cristo existieron elementos necesarios para considerar la existencia de actividades contables, por un lado la escritura, por otro los números y desde luego elementos económicos indispensables, como ser el concepto de propiedad y la aceptación general de una unidad de medida de valor.

    El antecedente más remoto de ésta actividad, es una tablilla de barro que actualmente se conserva en el Museo Semítico de Harvard, considerado como el testimonio contable más antiguo, originario de la Mesopotamia, donde años antes había desarrollado una civilización llegando la actividad económica a tener gran importancia.

    Entre los años 5400 a 3200 antes de Cristo, se originaron los primeros vestigios de organización bancaria, situada en el Templo Rojo de Babilonia donde se recibían depósitos y ofrendas que se presentaban con intereses.

    Para el año 5000 antes de Cristo, en Grecia, habían leyes que imponían a los comerciantes la obligación de llevar determinados libros, con la finalidad de anotar las operaciones realizadas.

    Hacia el año 3623 antes de Cristo, en Egipto, los faraones tenían escribanos que por órdenes superiores, anotaban las entradas y los gastos del soberano debidamente ordenados.

    Por el año 2100 antes de Cristo, Hammurabi, que reinaba en Babilonia, realiza la celebre codificación que lleva su nombre y en ella se menciona la práctica contable.

    Por el año 594 antes de Cristo, la legislación de Salomón, establece jurídicamente que el consejo nombrase por sorteo entre sus miembros, diez legistas, para construir el “Tribunal de Cuentas”, destinado a encomendar a funcionarios, diversos servicios administrativos que debían rendir cuentas anualmente.

    Entre los años 356 al 323 antes de Cristo, período de apogeo del imperio de Alejandro Magno, el mercado de bienes creció de tal manera hasta cubrir la península Báltica, Egipto y una gran parte del Asia Menor (india), originando ejercitar un adecuado control sobre las operaciones por medio de anotaciones.

    En Roma, las personas dedicadas a la actividad contable dejaron testimonio escrito en los “Tesserae consulare”, tablillas de marfil o de otro hueso de animal de forma oblonga con inscripciones que muestran el nombre de algún esclavo o liberto, de su amo o patrón y la fecha, así como la anotación de “Spectavit”, es decir. “Revisado por”. Como fehaciente testimonio, del año 85 antes de Cristo, se encontraron unas tabillas que textualmente una de ellas decía: “Revisado por Coecero, esclavo de fafinio, el 5 de Octubre, en el consulado de Lucio Cinna y Cneo Papiro”, con certeza se sabe que durante la República, como del Imperio, la contabilidad fue llevada por plebeyos.

    En resumen, los romanos llevaron una contabilidad que constaba de dos libros el “Adversaria” y el “Codex”.

    El Adversaria estaba constituido por dos hojas anversas unidad por el centro, destinado ha efectuar registros referentes al Arca (Caja), dividido en dos partes, el lado izquierdo denominado el Acepta o Acceptium destinado a registrar los ingresos y en el lado derecho denominado el Expensa o Expensum destinado a registrar los gastos.

    El Codex estaba también constituido por dos hojas anversas unidas por el centro, destinadas a registrar nombre de la persona, causa de la operación y monto de la misma. Se encontraba dividido en dos partes, el lado izquierdo denominado “Accepti” destinado a registrar el ingreso o cargo a la cuenta y el lado derecho “Respondi” destinado al acreedor.

  • 2.2 Edad Media 

    Entre los siglos VI y IX en Constantinopla, se emite el “Solidus” de oro con peso de 4.5 gramos, que se constituyó en la moneda más aceptada en todas las transacciones internacionales, permitiendo mediante esta medida homogénea la registración contable. Razón por la cual, no es raro que ciudades italianas alcanzaran un alto conocimiento y desarrollo máximo de la contabilidad.

    En 1157, ansaldus Boilardus notario genovés, repartió beneficios que arrojó una asociación comercial, distribución basada en el saldo de la cuenta de ingresos y egresos dividida en proporción a sus inversiones.

    Se conservan desde 1211 en Florencia, cuentas llevadas por un comerciante florentino anónimo con características distintas para llevar los libros, método peculiar que dio origen a la Escuela Florentina, donde el Debe y el Haber van arriba el uno a lado del otro en diferentes parágrafos cada cual.

    El celebre juego de libros utilizados por la Comuna de Génova se encuentran llevados haciendo uso de los clásicos términos “Debe” y “Haber” utilizando asientos cruzados y llevando una cuenta de pérdidas y ganancias, la que resume el saldo de las operaciones suscitadas en la comuna.

    Del año 1327, se tienen noticias del primer auditor “Maestri Racionali”, cuya misión consistía en vigilar y cotejar el trabajo de los “Sasseri” y conservar un duplicado de dichos libros, uno de estos se denomina “Cartulari” (Libro mayor) escrito en pergamino data de 1340 y se conserva en el Archivo del Estado de Génova.

    Un nuevo avance contable se enmarca entre los años 1366 y 1400, donde los libros de Francesco Datini muestran la imagen de una contabilidad por partida doble que involucra, por primera vez, cuentas patrimoniales propiamente dichas, conservándose tales antecedentes en Francia.

  • 2.3 Edad Moderna 

    Se considera como pionero en el estudio de la partida doble a Benedetto Cotrugli Rangeo nacido en Dalmacia, autor de “Della mercatura et del mercante perfetto”, obra que termino de escribir el 25 de agosto de 1458 y publicada en 1573, se conserva un ejemplar en la Biblioteca de Marciana – Venecia. En dicho libro, el capítulo destinado a la contabilidad en forma explicita establece la identidad de la partida doble, además señala el uso de tres libros: “Cuaderno” (Mayor), “Giornale” (Diario) y “Memoriale” (Borrador), incluyendo un libro copiador de cartas y la imperiosa necesidad de enseñar contabilidad.

    Sin lugar a duda, el más grande autor de su época, fue Fray Lucas de Paciolo, nacido en el burgo de San Sepulcro Toscaza el año 1445, ingreso joven al monasterio de San Francisco de Asis, se especializó en teología y matemáticas, fue incansable viajero enseñando sus especialidades en varias universidades de Roma, se dice que vivió en Milán con Leonardo de Vinci y debido a la invasión francesa se trasladaron a Florencia, donde fue secretario del cardenal de dicha diócesis. En 1494 publica su tratado titulado “Summa de aritmética, geometría, proportioni et proportionalita”, divido de dos partes, la primera en aritmética y algebra y la segunda en Geometría , ésta última subdivida en ocho secciones, siendo la última de éstas el “Distincio nona tractus XI” titulado “Trattato de computi e delle scritture” que incluye 36 capítulos, consideró que la contabilidad en su aplicación requiere conocimiento matemático. En 1509, realiza una nueva reimpresión de su tratado, pero solo el “Tractus XI” donde no únicamente se refiere al sistema de registración por partida doble basado en el axioma: “No hay deudor sin acreedor”, sino también a las prácticas comerciales concernientes a sociedades, ventas intereses, letras de cambio, etc. Con gran detalle, ingresa en el aspecto contable explicando el inventario, como una lista de activos y pasivos preparado por el propietario de la empresa antes que comience a operar. Habla del “memoriale” un libro donde se anota las transacciones en orden cronológico y detalladamente. Explica del “Gionale” a través de exposición sumaria al respecto: Toda operación será registrada por sus efectos de crédito y débito, toda transacción en moneda extranjera será convertida a moneda veneciana. Describe el “Cuaderno” denominación que recibe el libro mayor.

    El expansionismo mercantilista se encargó de exportar al nuevo continente la contabilidad por partida doble. Sin embargo, en América precolombina, la contabilidad era una actividad usual entre los pobladores. Es a partir del siglo XVII, que surgen los centros mercantiles, profesionales independientes, con funciones orientadas primordialmente a vigilar y revisar la veracidad de la información contable.

  • 2.4 Edad Contemporánea 

    A partir del siglo XIX, la contabilidad encara trascendentales modificaciones debido al nacimiento de especulaciones sobre la naturaleza de las cuentas, constituyendo de esta manera y dando lugar a crear escuelas, entre las que podemos mencionar, la personalista, del valor, la abstracta, la jurídica y la positivista. Además, se inicia el estudio de principios de Contabilidad, tendientes a solucionar problemas relacionados con precios y la unidad de medida de valor apareciendo conceptos referidos a depreciaciones, amortizaciones, reservas, fondos, etc.

    El sistema de enseñanza académica se racionaliza, haciéndose más accesible y acorde a los requerimientos y avance tecnológico. Además, se origina al diario mayor único, el sistema centralizador, la mecanización y la electrónica contable incluyendo nuevas técnicas relacionadas a los costos de producción. Las crecientes atribuciones estatales, enmarcan cada vez los requisitos jurídico -contable, así como el desarrollo del servicio profesional.

CONCLUSION DE LA “HISTORIA DE LA CONTABILIDAD



Desde que las primeras civilizaciones tuvieron la necesidad de transmitir información económica para tiempos posteriores, hasta hoy en día que existen escuelas especializadas que enseñan esta ciencia, se pudo determinar que existieron 4 etapas marcadas en la historia de la contabilidad como ser:
  • La Edad Antigua; donde el hombre gracias a su ingenio proporcionó al principio métodos primitivos de registración; como es la tablilla de barro. Desde entonces la evolución del sistema contable no ha parado en desarrollar. 
  • La Edad Media; se consolida el “solidus”, moneda de oro que es admitida como principal medio de transacciones internacionales, permitiendo mediante esta medida homogénea la registración contable.
  • Edad Moderna; Nace el más grande autor de su época, Fray Lucas de Paciolo, Autor de la obra “Tractus XI”, donde no únicamente se refiere al sistema de registración por partida doble basado en el axioma: “No hay deudor sin acreedor”, sino también a las prácticas comerciales concernientes a sociedades, ventas intereses, letras de cambio, etc. Con gran detalle, ingresa en el aspecto contable explicando el inventario, como una lista de activos y pasivos preparado por el propietario de la empresa antes que comience a operar.
  • Edad Contemporánea; da lugar a la creación de Escuelas como ser: la personalista, del valor, la abstracta, la jurídica y la positivista tendientes a solucionar problemas relacionados con precios y la unidad de medida de valor, apareciendo conceptos referidos a depreciaciones, amortizaciones, reservas, fondos, etc.


    EL PADRE DE LA CONTABILIDAD: "LUCA PACIOLI"

    Luca Pacioli se hizo un lugar en la historia de las matemáticas gracias a dos de sus obras. La primera, 'Summa de Arithmetica, Geometria, Proportioni et Proportionalità' (1494), fue una enciclopedia del conocimiento matemático de su época. Un compendio total de la matemática que introdujeron los árabes a través de la Península Ibérica y que llegó por ósmosis comercial entre la Europa Medieval y el mundo árabe. Gozó de una gran popularidad, a pesar de que no encontraremos en ella mucha más matemática que en el 'Liber Abaci' (1202) de Fibonacci (c. 1170-1250), escrito casi 300 años antes. De hecho, contenía un buen número de errores, como Cardano (1501-1576) dejó claro al dedicar todo un capítulo en su 'Arithmetica' (1539). Su popularidad se debió al acierto de escribirla en su lengua vernácula y a ser la primera enciclopedia matemática impresa. Aunque, sin duda, podemos añadir dos pluses. 



    En primer lugar, la notación en 'Summa' es superior a obras anteriores, transformando el álgebra retórica en sincopada; es decir, haciendo uso, por primera vez, de abreviaturas y relaciones sintácticas para las operaciones matemáticas. Un estadio que no se superaría hasta un siglo después, con el advenimiento del álgebra simbólica debida a François Viète (1540-1603). Y en segundo, en 'Summa' nos encontramos un tratado sobre procedimientos mercantiles. Algo chocante hoy en día, pero corriente en una época en la que la aritmética mercantil fue desarrollada y enseñada por los matemáticos. En su libro, Pacioli describe por primera vez el método de doble entrada y por ello es considerado el padre de la contabilidad moderna. Aunque se sabe que eso es exagerado: la Venecia de Pacioli era el centro comercial europeo de distribución de los productos orientales, y el método de doble entrada que se le atribuye era usado comúnmente por los mercaderes venecianos (de hecho, se conocía como el método veneciano). Probablemente los mercaderes lo importaron de Alejandría o Constantinopla, pues tenemos constancia histórica ya de su uso en El Cairo del siglo XI. 

    Su segunda obra prestigiosa fue 'De Divina Proportione' (1509) dedicada a la geometría, que tuvo mayor mérito y originalidad; aunque en su tiempo, no gozó, ni mucho menos, de la popularidad de su 'Summa'. Al contrario, fue una obra olvidada y 'redescubierta' mucho más tarde, donde Pacioli cantaba las virtudes del número áureo. Cosas de la vida, probablemente esta sea la obra por la que la mayor parte de los matemáticos conozcan hoy en día a Pacioli. Y también los estudiosos del arte, porque en ella aparecen unas preciosas ilustraciones de sólidos geométricos de la mano (izquierda) de Leonardo da Vinci (1452-1519). 

    Pero, vayamos al cuadro. Pacioli hizo votos como fraile franciscano en 1472, cercano a la treintena, y aparece ataviado con el hábito de la orden. Está señalando una construcción geométrica en un pizarrín, en cuyo canto podemos apreciar escrito el nombre de 'Euclides'. Su mano izquierda se posa sobre un libro abierto que, según los expertos, es una copia del libro XIII de los 'Elementos' de Euclides. A la derecha vemos otro libro. En su canto aparecen las iniciales de Luca Pacioli, así que se sospecha que se trata de su 'Summa'.' Sobre la obra se apoyaun dodecaedro ejecutado en madera. Se trata del quinto sólido platónico, al que la teoría de los elementos asignaba la quinta esencia o éter, la sustancia con la que están hechos los cielos.

    En la esquina superior izquierda, pendiendo de un hilo, podemos apreciar el objeto más extraño del cuadro. Se trata de un rombicuboctaedro ejecutado en cristal, un sólido convexo formado por 26 caras: 18 cuadrados y 8 triángulos equiláteros. Según los expertos, simboliza la pureza y la intemporalidad de las matemáticas. Se trata de uno de los 13 sólidos arquimedianos, aquellos de caras formadas con polígonos regulares descritos por Arquímedes en un trabajo perdido. Estos sólidos fueron redescubriéndose a lo largo del Renacimiento, hasta que Kepler finalmente los redefinió completando de forma sistemática su lista en 'Harmonices Mundi' (1619). En el cuadro, el rombicuboctaedro aparece semilleno de agua, condición que permitió al pintor crear un juego de reflejos y refracción, donde podemos apreciar una ventana.

    ¿QUIÉN ES EL JOVEN QUE LE ACOMPAÑA?
    Estos detalles, junto a los objetos dispuestos sobre la mesa como una esponja, un compás, una tiza, un transportador de ángulos… dan un aire de naturaleza muerta y cierto misterio al cuadro. Se tratan de instrumentos que asociamos al quehacer matemático. Para algunos estudiosos, Pacioli se retrató dando una clase. Desde la Antigua Grecia, Euclides y Arquímedes han sido los arquetipos del maestro y el creador de matemáticas respectivamente. Paccioli, más que un creador de matemáticas, fue un gran maestro itinerante y tal vez quiso pasar a la posteridad en actitud de maestro y rodeado de sus utensilios. Por esa condición, algunos críticos de arte han denominado al joven desconocido, que aparece a la siniestra de Piacoli, el 'eterno estudiante'. Algo así como el 'soldado desconocido'. Pero a mí, Pacioli, más que dando una clase, me parece en estado de éxtasis y el 'eterno estudiante' no me recuerda, por su altanera mirada dirigida al espectador, a un tuno, que digamos. 

    Otros críticos opinan que el acompañante de Pacioli, no era más que su señor de turno: el duque Guidobaldo da Montefeltro. El misterio se acrecienta cuando descubrimos que la pequeña tarjeta a la izquierda de 'Summa', presenta una inscripción: "IACO. BAR. VIGENNIS. P. 1495", donde el “5” no está claro del todo porque sobre la cifra hay una mosca. El 'cartaglio', tradicionalmente, ha sido interpretado como la firma del pintor Jacobo de Barbari (1440-1515), al que se le asocia la autoría. El problema es que 'vigennis' significa 'de veinte' y Jacobo de Barbari debía de tener en aquel momento alrededor de 55 años. 

    Hay un aspecto general en la pintura que siempre me ha resultado raro. La figura del joven, la cara de Pacioli y el rombicuboctaedro, me parecen de una factura muy superior al resto. En particular, las manos de Pacioli me resultan toscas, comparadas con la perfección alcanzada por el pintor en los rostros. Fíjense en la diferencia entre las arrugas del hábito de Pacioli y las del traje de nuestro desconocido acompañante. El acartonado traje de Pacioli me recuerda a los murales de Diego de Rivera, salvando el salto temporal. Y, sin abundar más, la capucha de Pacioli está ridículamente ajustada. Todo junto, me da la sensación de que el cuadro fue pintado por, al menos, dos personas distintas. Como si el hábito y las manos estuvieran superpuestas a una imagen previa de Pacioli. O tal vez, el cuadro, empezado por un pintor de gran destreza, fue rematado por un segundo pintor de menor categoría.

    En 1493, mientras impartía clases en Padua, Pacioli recibió las primeras amonestaciones de su orden, por esa manía suya de dedicarse a la enseñanza de las matemáticas y olvidar sus deberes con Dios. Le obligaron a trasladarse a Asís, bajo amenaza de excomunión, y estuvo dos años sin impartir clases. No es difícil imaginar que el retrato del que hablamos no fuera del agrado de la orden y que tal vez lo mantuviera en secreto. En 1508, una bula especial del papa Julio II le permitió prescindir del voto de pobreza, al que estaba obligado por su orden, y disponer de bienes materiales. El cuadro ya no debía ser un problema, más allá de exhibir cierta vanidad.

    AMIGO DE ARTISTAS

    Pacioli se codeó con los grandes artistas y matemáticos de su época, como su paisano matemático y pintor Piero della Francesca o el arquitecto León Battista Alberti. Y se ha sugerido, no sin fundamento, que el joven del cuadro podría ser el pintor Alberto Durero. Sin embargo, la tesis más controvertida, y a la que me suscribo, es que tanto el pintor como el alumno fueran el propio Leonardo da Vinci

    En 1496, Pacioli se trasladó a Milán, invitado a la corte de Ludovico Sforza. Allí entabló amistad con Leonardo y fue entonces cuando Pacioli le propuso la realización de los 60 famosos dibujos de poliedros para su 'De divina proportione'. Tras la captura de Ludovico el Moro por los franceses, huyeron juntos hasta recalar en Florencia, donde compartieron casa. Aparentemente, el rombicuboctaedro era una figura desconocida en el momento de la ejecución del cuadro. La segunda representación en el tiempo que se le conoce la encontramos en las láminas XXXV y XXXVI de 'De divina'. Podría ser que su inclusión en el cuadro fuera un homenaje a su redescubrimiento por parte del propio Pacioli, aunque el maestro no hace mención alguna en 'De divina'. Más bien al contrario. Parece que la existencia del Vigentisex Basium Planus ya está difundido: “Su conocimiento resulta utilísimo por muchas consideraciones a quien lo sepa aplicar, sobre todo en arquitectura”. Frase extraña, pues se desconocen semejantes aplicaciones en la arquitectura del momento. 

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